Aliños molones
Las ensaladas nos apetecen todo el año. Son rápidas, frescas, saciantes y nos ofrecen mucha variedad. Ahora bien, el toque definitivo para que una ensalada esté deliciosa es el aliño. Además, si lo utilizamos bien, el aliño nos puede servir para enriquecer la ensalada con las grasas saludables de un buen aceite o de algunas semillas, así como para favorecer la asimilación de las vitaminas y otros antioxidantes de los ingredientes del plato. Los aliños, en su mayoría, se añaden al final de la elaboración, en el momento de servir. Os dejamos tres aliños diferentes para darle vida a vuestras ensaladas y platos.

Los zumos de cítricos aquí toman el lugar del vinagre de las vinagretas. Si le añadís una cucharadita o una punta de mostaza de Dijon y un poco de salsa de soja (eliminando la sal), os quedará una vinagreta de mostaza estupenda. ¡Ponle frutos secos! Las nueces picadas serán un aporte extra de omegas y grasas saludables, además de darle textura.

Esta salsa se aligera con agua, y se suele finalizar con semillas de sésamo negro. Para obtener todos los beneficios de estas semillas, conviene partirlas o molerlas. Aunque lo tradicional es utilizar un suribachi y surikogi, lo puedes hacer con un molinillo de semillas.
