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Emprendimiento sostenible

LA VISITA DE IROKO DFS
La semana pasada recibimos la visita de Green X-Change, un proyecto Erasmus+ que tiene el objetivo de fomentar el emprendimiento juvenil en entornos rurales a través del intercambio de experiencias y buenas prácticas . Visitaron La Despensa como ejemplo de emprendimiento sostenible en un entorno rural. Cercedilla es uno de los pocos municipios que cuentan con proyectos como el nuestro en sus calles.

Los emprendimientos sostenibles pueden ofrecer una vía innovadora para transformar estas comunidades, no solo desde un punto de vista económico, sino también social y ambiental. Es fundamental dar visibilidad a estas iniciativas y demostrar que otro tipo de emprendimiento e posible: uno que, lejos de seguir modelos destructivos o que dependen de la explotación de recursos naturales, apuesta por la sostenibilidad, el respeto por el medio ambiente y el bienestar de las personas .

Es importante visibilizar estos emprendimientos ya que muchos jóvenes en zonas rurales sienten que las oportunidades de negocio son limitadas y que deben migrar a grandes ciudades para desarrollarse profesionalmente. Mostrar ejemplos de emprendimientos locales y sostenibles puede cambiar esta percepción, demostrando que pueden crear soluciones innovadoras y respetuosas con su entorno sin tener que salir de su comunidad.

Los emprendimientos sostenibles no solo generan empleo, sino que también promueven el uso responsable de los recursos locales, favoreciendo la economía circular. Esto, a su vez, fortalece la autonomía económica de las comunidades rurales y reduce la dependencia de industrias externas. Fomentan el desarrollo local.
Contribuyen a la conservación del medio ambiente. Apostar por modelos de negocio que respeten el medio ambiente es fundamental para garantizar el futuro de los ecosistemas rurales. Los emprendimientos sostenibles, como la agricultura orgánica, el ecoturismo o las energías renovables, son ejemplos de cómo los jóvenes pueden invertir en su entorno sin comprometerlo.
GRACIAS POR VISITARNOS

Apicultura sostenible

Para considerar una apicultura como respetuosa y sostenible, se deben cumplir varios criterios relacionados tanto con el bienestar de las abejas como con la protección del medio ambiente.
Cositas a tener en cuenta:
El manejo ha de ser ético. Evitar el maltrato o la sobreexplotación de las abejas. Esto incluye prácticas como no sobrealimentar las colmenas, no extraer más miel de la que las abejas necesitan para su supervivencia. No priorizar la venta por encima del cuidado.
Prevenir y controlar las enfermedades de las abejas de manera natural, sin recurrir a productos químicos agresivos que puedan afectarlas o contaminar la miel.
Las colmenas deben ser mantenidas en un ambiente saludable, con suficiente espacio, ventilación y sin estrés excesivo para las abejas.

Evitar el uso de pesticidas y otros químicos en las áreas cercanas a las colmenas, ya que estos pueden ser perjudiciales tanto para las abejas como para la biodiversidad en general.

El apicultor debe registrar su explotación apícola ante la autoridad competente (en España podría ser la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca). Este registro asegura que el apicultor cumple con las normativas de sanidad y seguridad alimentaria. Asegúrate de que es suyo y no de otras «empresas».

Realizar inspecciones para verificar el estado de las colmenas, la higiene, el control de enfermedades y la correcta gestión y envasado de los productos apícolas.

El apicultor debe cumplir con las normativas sobre control y prevención de enfermedades de las abejas, como la varroasis (causada por el ácaro Varroa destructor), y otros posibles brotes de enfermedades que puedan afectar a las colonias.

Los productos apícolas deben estar correctamente etiquetados según las normativas locales, indicando la procedencia, composición y otros requisitos legales. Esto es importante para garantizar la trazabilidad y la calidad del producto final.  En la apicultura sostenible, se debe evitar el uso de productos químicos de manera indiscriminada.

¿Cómo nos aseguramos de todo ello?
Investigamos. Mucho.
Y trabajamos con apicultores cercanos y de confianza

Os dejamos una pequeña presentación de nuestro apicultor de Maderuelo:

«Mi nombre es Jesús de la Hoz, mi tatarabuela Martina enseñó a mi abuelo Janín el arte de la apicultura, y yo lo aprendí de la mano de él y de mi padre. Desde pequeño me ha gustado la vida de campo y me licencié en Ciencias Ambientales, después de unos años en diferentes trabajos di el paso a profesionalizarme con mis propias colmenas, creciendo poco a poco y con mucho trabajo, como hacen las abejas.

Mis abejas viven en el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza (Segovia) y mi apellido es: de la Hoz, de ahí nace Miel Entrehoces, paisaje y tradición familiar en un tarro.

La apicultura que realizo es extensiva, respetando los ciclos de las abejas y reforzando la biodiversidad del entorno. Es una apicultura menos productiva pero que tiene como resultado una miel excelente. Hacemos dos cosechas al año, una al final de la primavera, cuando sacamos la miel de salvia-tomillo, de la cual dejamos parte en la colmena para asegurarles reservas todo el verano y la cosecha del final del verano que es principalmente miel de espliego, aunque también hay tomillo, salvia, ajedrea y otras flores que la acompañan. Igualmente, dejamos la colmena con reservas suficientes de miel y polen para que pase el invierno. La miel, la extraemos y manipulamos en frío, sin calentar, envasándola directamente en los tarros sin ninguna manipulación, por lo que cristaliza con el frío, se queda dura, pero si la prefieres líquida puedes calentarla por debajo de 40ºC, conservando todas sus propiedades».

Comprar a granel en el pueblo

En un mundo donde el consumo desmedido y el uso de plásticos desechables han alcanzado niveles alarmantes, la compra a granel y sin plásticos se presenta como una alternativa sostenible y responsable que puede transformar nuestro pueblo. Esta práctica no solo beneficia al medio ambiente, sino que también fortalece la comunidad y promueve un estilo de vida más saludable.

Reducción de Residuos:

Al optar por productos a granel, estamos reduciendo significativamente la cantidad de envases plásticos que terminan en nuestros vertederos y océanos. Cada pequeño gesto cuenta, y al elegir comprar sin plásticos, contribuimos a un entorno más limpio y saludable para todos.

Apoyo a la Economía Local:

Las tiendas que ofrecen productos a granel suelen ser negocios locales que apoyan la economía de nuestro pueblo. Al comprar en estos establecimientos, no solo estamos eligiendo productos frescos y de calidad, sino que también estamos invirtiendo en nuestra comunidad y fomentando un sentido de pertenencia.

Alimentación Saludable:

La compra a granel nos permite elegir la cantidad exacta de alimentos que necesitamos, lo que reduce el desperdicio y nos anima a consumir solo lo que realmente utilizamos. Además, muchas veces estos productos son más frescos y menos procesados, lo que se traduce en una alimentación más saludable para nuestras familias.

Conciencia Ambiental:

Al adoptar hábitos de compra más sostenibles, estamos educando a las futuras generaciones sobre la importancia de cuidar nuestro planeta . Fomentar la compra a granel y sin plásticos en nuestro pueblo puede inspirar a otros a hacer lo mismo, creando un efecto dominó que beneficie a toda la comunidad.

Un Estilo de Vida Consciente:

Finalmente, la compra a granel nos invita a ser más conscientes de nuestras decisiones de consumo. Nos anima a reflexionar sobre lo que realmente necesitamos y a optar por productos que respeten el medio ambiente. Este cambio de mentalidad  puede llevarnos a un estilo de vida más equilibrado y sostenible.

¡Hagamos de nuestro pueblo un ejemplo de sostenibilidad y conciencia ambiental!

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

En La Despensa recibimos muchas visitas, mensajes y reseñas hablando sobre «nuestra filosofía». La filosofía de un proyecto representa las creencias con las que los/as integrantes de dicha compañía se guían para realizar sus actividades y conseguir sus objetivos. 

Me gustaría hablaros de nuestras creencias y de dónde vienen. Muchas personas se sorprenden de las decisiones o actos que llevamos a cabo desde nuestra Despensa. Es lógico, no todas las personas han tenido la fortuna, han tomado las decisiones en momentos clave, se han plantado y han dicho NO, o han participado en espacios de construcción colectiva o basadas en valores diferentes.  A lo largo de los años y de las experiencias vividas he ido aprendiendo a construir un forma diferente de HABITAR EL MUNDO, de impulsar mi propio proyecto y de vivir convencida de que cada acto es decisivo para seguir sembrando TU CAMINO (que no es de rosas). El proyecto de La Despensa es la suma de experiencias que llevo en mi mochila (buenas, malas y bochornosas).

Me presento, soy Anita, una tía normal a la que le gusta estar rodeada de gente, dicharachera y con mucha energía. También soy una tía complicada, autoexigente, luchadora, con la cabezonería como arma y que se frustra cuando las cosas no le salen bien o cuando detecta alguna injusticia alrededor. Bueno, siempre hablamos en plural como si La Despensa la llevásemos un gran equipo de gente pero la fundadora de este rincón soy yo y mi mano derecha es Sofía, que es la personita que os atiende pacientemente los fines de semana. 

Os voy a contar un poco sobre mi recorrido. Estudié Trabajo Social por pura vocación y hasta me especialicé en Cooperación Internacional. Viajé, hice voluntariados varios, estudié más, trabajé en muchos ámbitos insulsos, pero no encontraba mi lugar… Mientras me sacaba la carrera trabajé en tiendas de decoración e interiorismo, trabajé en pleno Serrano en tiendas finas y viví en mis carnes la explotación, el postureo, la humillación y la precariedad laboral en estado puro. Creo que en estos tiempos me hice más fuerte y me juré a mí misma que si alguna vez tenía un negocio propio no pondría en práctica esos métodos. 

Conocí el paraíso de la participación activa y milité durante muchos años en Ocsi – Organización de Cooperación y Solidaridad Internaional  OCSI es una organización asamblearia que nace en 1987. Con su lema “lo personal es político” de Kate Millet. A partir de ahí, se cuestionan todo lo que son y lo todo que les rodea, desarrollando sus líneas de acción, dando visibilidad a las desigualdades internacionales y la lucha de los pueblos en la defensa de sus derechos, tanto en el estado español como en América Latina. Apuestan por el trabajo en red como forma de construcción colectiva, teniendo muy presente la perspectiva de género para la transformación de las relaciones.

Fueron años de aprendizaje, de querer comernos el mundo y de generar proyectos e iniciativas increíbles para el cambo social.  Una gran familia que sigue luchando con convencimiento porque otro mundo fuera posible. Luego vino el bache. Resulta que el mundo no se cambia de un día para otro. El cambio es lento, la concienciación a veces es desmoralizante y sientes que te das cabezazos contra un muro. Pero no nos rendíamos: íbamos despacio porque íbamos muy lejos «como el caracol». Eso nos servía para no autofustigarnos cuando nuestras asambleas duraban horas y horas. 

Ocsi para mí fue un renacer. Dejé a un lado mi amor romántico por la Cooperación y me hice bastante crítica con el sistema de asociacionismo, grandes multinacionales de la solidaridad, ya ni siquiera quería ejercer como trabajadora social porque todo me decepcionaba. Así que me dediqué a meter mis energías en esta asociación. Todo evolucionaba y trabajábamos en torno al Comercio justo y Sensibilización, Activismo político, la Educación crítica, Intercooperación, Economía social, Feminismos… 

Viví experiencias increíbles en esta Organización, incluso me dieron la oportunidad de trabajar en su sede en Pamplona donde trabajé con gente maravillosa y las pasé canutas para dar esas charlas de sensibilización y comercio justo a adolestcentes en colegios e institutos. Colaborar en la Universidad Pública de Nvarra formando a futuros voluntarios/as también toda una experiencia. Cada día aprendía algo nuevo para sumar a mi mochila. También recuerdo el salario justo por una media jornada completa pero insuficiente para pasar el mes viviendo en Pamplona, con tanto pincho delicioso en las vitrinas de los bares de Navarrería. Y por supuesto  recuerdo la generosidad de mis compis de Ocsi Navarra, en concreto a Cristina, que me acogió en esa pequeña buhardilla hecha para duendes.

Después volví y me uní al equipo Ocsi Madrid y trabajé como Secretaria Técnica de la Organización. Esto supuso un antes y un después en mi vida profesional y personal.

Al poco tiempo estudié cocina, ya que era una actividad que me apasionaba. Me formé y trabajé en catering y en diferentes espacios alternativos y no tan alternativos. Seguí formándome con grandes maestras/os de la cocina energética y saludable. Di clases de cocina junto con mi gran amiga Sua (kdó).

Desde Ocsi nos lanzamos a la aventura de montar un Café social con tienda ecológica en pleno corazón de Lavapiés y la liamos parda (en todos los sentidos). Fue un gran aprendizaje y una aventura intensa. Me quedo con todo lo bueno que nos ofreció esta experiencia. Una forma de organización asamblearia, con valores firmes, no teníamos ni idea de llevar un negocio hostelero pero ahí estábamos, dando menús del día con producto ecológico, contando a la clientela los conflictos de comunidades indígenas en Antioquía o charlando sobre el origen del café y lo que suponía el Comercio justo. El proyecto llegó a su fin después de cinco años de trabajo, voluntariado y lucha pero el proyecto fue tremendo. Para mí fue la combinación perfecta de mis pasiones: el trabajo social, asamblearismo, cocina ecológica, cocina energética, trabajo en equipo, comercio justo…

Después me tomé un tiempo sabático y monté mi propio catering de cocina saludable. Trabajaba por mi cuenta con grupos de consumo y con establecimientos de la zona. Ofrecía mis platos y dulces para vender en las vitrinas de diferentes cafetería y bares.

Al poco tiempo me ficharon para trabajar en el mismo local donde habíamos impulsado el Café social de Ocsi y se había convertido era una cervecería artesanal Craft Against The Machine. Me dejé liar y fue toda una aventura. Me encargaba de cocinar los platos del día y una oferta gastronómica vegetariana para regar las cervezas artesanas de origen nacional. Hasta me asocié con mi compañero sumiller para realizar eventos y catas de cerveza y maridajes de cocina eco y vegana. Casi escribimos un libro (aun guardo el borrador). Me flipó esa etapa y los compis eran unos cracks pero… Toqué techo. Me aburría y sentía que estaba desaprovechando energía y capacidad para crear algo más grande y que fuera algo propio. Me sentía desbordada simplemente por intentar llegar a cubrir unas necesidades que ni siquiera eran mías. Supongo que ha sido algo que ha sorprendido a la gente que me rodea: mi facilidad para dejar trabajos que no me llenaban, mi capacidad de cambio y de reinventarme cada vez que lo necesitaba. Quería emprender en algo y aún no sabía en qué.

Ahora llega la etapa de ilusión y de alta expectativa: Tasca Barea. Una linda y diminuta tasca en la calle Embajadores. Un proyecto que prometía y que es absolutamente increíble en sí mismo. Amo a Jaime, Benja y a Rober. Personas encantadoras y valientes que dejaron todo para cumplir un sueño: una pequeña tasca con vinos, vermú y platos tradicionales de la España profunda. Vinos de pequeñas cooperativas y materia prima de grupos de consumo y empresas familiares y artesanas. ¡Un bombazo! Si pasáis por la Calle Embajadores no te pierdas su Aperol Spritz y su marinera. En esa etapa yo ya me había mudado a Cercedilla y algo se me movía por dentro. No terminaba de cuajar porque no sentía el proyecto como propio y mi vida ya no estaba en Lavapiés.

Siempre quise montar mi propio mini restaurante pero a la vez sabía que acabaría autoexplotándome ya que mi tremenda autoexigencia a veces me lleva a sufrir sobrecarga y mucho estrés.

De pronto se me ocurrió montar una tienda a granel. Yo compraba a granel en Madrid. Y ya sabéis, mi cabezonería (que a veces tiene vida propia) me llevó a empezar  a soñar el proyecto. No fue fácil, el hermetismo de muchas tiendas a la hora de compartir conocimiento o experiencias, o la falta de información para emprender y montar un negocio me hizo echarle morro y ponerme las pilas. Empecé  a investigar, a moverme y a estudiar mucho. Había determinadas cosas que tenía muy claras gracias a mis experiencias anteriores pero otras no tenía ni idea. Y lo de hacer un plan de empresa, presupuesto, contabilidad… Yo siempre he sido de letras y de tener mucha creatividad pero  los números no eran lo mío. Hice cursos y me apunté a las asesorías de Mares Madrid.   

Me mudé en diciembre de 2018 y en Mayo de 2019 ya tenía el Plan de empresa casi finiquitado y tenía un local apalabrado. Dejé el trabajo y decidí buscar financiación y capitalizar el poco paro que tenía 😉

Y aquí estoy, contando mi vida en una pequeña entrada de un blog de una humilde página web de mi preciosa tienda de pueblo La Despensa de Cercedilla.

El proyecto podía ser un desastre o un exitazo. Hice un estudio de mercado muy sencillo ¿Qué Puedo ofrecer yo a la población de Cercedilla? La posibilidad de tener una tienda maravilla a granel bien cerquita.

Por suerte hemos cumplido 5 años y sobrevivo. ME SIENTO FELIZ, llevo mi negocio como quiero, con mucho esfuerzo y amor. Hemos sobrellevado una pandemia mundial, he conocido a gente maravillosa, tengo una segunda familia gracias a mi negocio (toda mi clientela), he podido contratar a una joven parrá maravillosa que está feliz en La Despensa, apuesto por un sueño, por hacer las cosas de otra manera, apuesto por las personas, por defender a capa y espada el Comercio Local de Cercedilla, por dar más valor a la vida y no tanto al dinero, trabajo en base a valores y creencias, aprendo cada día, me agoto cargando sacos de 25kg, me frustro, a veces creo que me arruino, a veces me río sola y a veces lloro cinco veces al día… pero soy FELIZ. Y esto es gracias a todos vosotros/as, despenseros/as.

ESCRIBÍS LA FILOSOFÍA DE LA DESPENSA.

Todo esto no es fruto de una fórmula mágica sino que es consecuencia de los nuevos hábitos de consumo de la población de Cercedilla y de la Sierra, de sus ganas de cambiar su cesta de la compra, de apoyar la economía local y su apoyo a La Despensa. Son sus ganas y fuerza de voluntad para aportar su granito de arena, de querer cuidar el planeta, de querer relacionarse con la comida desde otro punto de vista, de comer bien, de la necesidad de tener una tienda así en su pueblito, de consumir productos de calidad y de cercanía… Este proyecto vive porque la gente quiere que siga en pie .

Muchas tiendas están cerrando en Madrid debido a sus hábitos de vida y consumo. El futuro no está allí. Me daba vértigo y mucho miedo desarrollar este proyecto aquí pero mi tripa me decía que me tirase de cabeza a la piscina.  Ahora es en la sierra donde las tiendas a granel crecen y me siento orgullosa por haber formado parte de este proceso de cambio.

Hace un tiempo salimos en la tele. Fue una entrevista muy corta y del montón. Ya no participamos en ese circo.  Parecía que lo único que les interesaba era hablar del precio y el coste de los productos, cuando lo que realmente importa es la calidad y el valor de los mismos.

Aquí sale más barato tu ticket de compra semanal porque puedes comprar sólo lo que necesitas y alimentarte de forma sana y natural. Aquí cuenta la calidad del producto local, el pago justo a los trabajadores/as, la compra a cooperativas y pequeñas empresas, el calibre de los frutos secos y la categoría extra de nuestros productos, la producción artesanal, los productos ecológicos… Trabajamos con otro orden de prioridades que el supermercado y las grandes marcas. Esto no está pagado .

Comprar a granel no está de moda, es una necesidad para el planeta y las personas que lo habitan.

¿Y tú dónde pones el valor a la hora de hacer tu compra? ¿Cuáles son tus creencias?

 

Fotografía de Miriam Matos

@_lachicadelgorro

Gracias a María por lo años que formó parte de este proyecto y gracias a Sofía que es mi mano derecha, actualmente.

Pétalos de rosa en la cocina

Los pétalos de rosa son universales, atemporales, bellas e inspiradores. Las rosas son de las flores más populares y contemplarlas en el jardín o el patio es todo un disfrute para los sentidos.
Los pétalos de rosa y otras flores nos servirán para aromatizar infusiones, salsas o sencillamente decorar los platos y convertirlos en casi una obra de arte.
Ideas para usar los pétalos de rosa:
🍹Lassi de fresas y pétalos de rosa: Batimos 200 ml de yogur con un puñado de fresas, 150 ml de agua, 4 pétalos de rosa limpios, 3 cucharadas de azúcar de coco o 3 dátiles, una pizca de cardamomo en polvo y 1 cucharada de agua de rosas.
☕Infusión: Para disfrutar de una infusión floral calentita simplemente tenemos que hervir agua y dejar reposar unos seis pétalos de rosas por taza durante 10 minutos. Colar y tomar con calma.
🧋 Aguas Detox y saborizadas: son una forma deliciosa de refrescarnos de forma natural en verano. Aunque las más conocidas son las limonadas, un agua aromatizada con frambuesas o frutos rojos, unos pétalos de rosa y un toque de menta también resultará deliciosa y original.
🌹 Agua de rosas en cafetera italiana al fuego:
Llenamos el depósito con agua destilada, ponemos pétalos de rosa limpios y troceados en el filtro en vez de café. Apretamos bien, cocinamos al fuego hasta que brote el agua rosada que usaremos como tónico en los siguientes días. Es importante que la cafetera esté bien limpia para que no deje un olor a café.
🥣 Salsa: Salsas dulces como coulis de fresas (mermelada rebajada con agua y batida), añadiendo unos pétalos.
Salsa para macerar cualquier tipo de alimento compuesta por: aceite de oliva, zumo de limón, comino, ajo, canela y unas cucharadas de agua de rosas. Los pétalos serían decorativos.

Regala Sostenible

El pequeño Comercio está en peligro de extinción…  Y solo tú puedes hacer que no nos extingamos. Elige el comercio local a la hora de realizar tus regalos 🙂

Regala consciente, sostenible y local. Tus vecinos/as te lo agradecerán.

Como cada año, en La Despensa, encontraréis un catálogo repleto de ideas y cajas de regalo sostenibles. Opciones para todos los gustos y tipos de bolsillo. Nos comprometemos a preparar todos los packs de forma sencilla y artesanal. Desarrollamos ideas molonas para que regaléis experiencias originales y detalles que dejen huella.

Vamos a seguir con nuestras tradicionales cajas, cajitas y cajotas de cartón reciclado. Pero hay muchas más opciones para que podáis elegir las que más se adapten a vuestras necesidades y deseos. Además, te ofrecemos la posibilidad de personalizar tus propias cajas de regalo. Nos adaptamos a tus ideas y presupuesto.

CONSULTA NUESTRAS CAJAS DE REGALO MOLONAS

Puedes realizar cualquier consulta por whatsapp 692106811 o correo electrónico: ladespensadecercedilla@gmail.com

Escribís la filosofía de La Despensa de Cercedilla

¿Cómo puede funcionar este proyecto en un pueblo? 👩🏾‍🌾 Todo esto no es fruto de una fórmula mágica sino que es consecuencia de los nuevos hábitos de consumo de la población de Cercedilla y de la Sierra, de sus ganas de cambiar su cesta de la compra, de apoyar la economía local y su apoyo a La Despensa. Son sus ganas y fuerza de voluntad para aportar su granito de arena, de querer cuidar el planeta, de querer relacionarse con la comida desde otro punto de vista, de comer bien, de la necesidad de tener una tienda así en su pueblito, de consumir productos de calidad y de cercanía… Este proyecto vive porque la gente quiere que siga en pie 🙌🏾.
Muchas tiendas están cerrando en Madrid debido a sus hábitos de vida y consumo. El futuro no está allí. Me daba vértigo y mucho miedo desarrollar este proyecto aquí pero mi tripa me decía que me tirase de cabeza a la piscina 🤪.  Ahora es en la sierra donde las tiendas a granel crecen y me siento orgullosa por haber formado parte de este proceso de cambio.
Hace un tiempo salimos en la tele. Fue una entrevista muy corta y del montón. Ya no participamos en ese circo. Parecía que lo único que les interesaba era hablar del precio y el coste de los productos, cuando lo que realmente importa es la calidad y el valor de los mismos 🤩.
Aquí sale más barato tu ticket de compra semanal porque puedes comprar sólo lo que necesitas y alimentarte de forma sana y natural. Aquí cuenta la calidad del producto local, el pago justo a los trabajadores/as, la compra a cooperativas y pequeñas empresas, el calibre de los frutos secos y la categoría extra de nuestros productos, la producción artesanal, los productos ecológicos… Trabajamos con otro orden de prioridades que el supermercado y las grandes marcas. Esto no está pagado 🫶🏾. Comprar a granel no está de moda, es una necesidad para el planeta y las personas que lo habitan 💕.
¿Y tú dónde pones el valor a la hora de hacer tu compra? ¿Cuáles son tus creencias?

Cómo hemos llegado hasta aquí

En La Despensa recibimos muchas visitas, mensajes y reseñas hablando sobre «nuestra filosofía». La filosofía de un proyecto representa las creencias con las que los/as integrantes de dicha compañía se guían para realizar sus actividades y conseguir sus objetivos.

Me gustaría hablaros de nuestras creencias y de dónde vienen. Muchas personas se sorprenden de las decisiones o actos que llevamos a cabo desde nuestra Despensa. Es lógico, no todas las personas han tenido la fortuna, han tomado las decisiones en momentos clave, se han plantado y han dicho NO, o han participado en espacios de construcción colectiva o basadas en valores diferentes.  A lo largo de los años y de las experiencias vividas he ido aprendiendo a construir un forma diferente de HABITAR EL MUNDO, de impulsar mi propio proyecto y de vivir convencida de que cada acto es decisivo para seguir sembrando TU CAMINO (que no es de rosas). El proyecto de La Despensa es la suma de experiencias que llevo en mi mochila (buenas, malas y bochornosas).

Me presento, soy Anita, una tía normal a la que le gusta estar rodeada de gente, dicharachera y con mucha energía. También soy una tía complicada, autoexigente, luchadora, con la cabezonería como arma y que se frustra cuando las cosas no le salen bien o cuando detecta alguna injusticia alrededor. Bueno, siempre hablamos en plural como si La Despensa la llevásemos un gran equipo de gente pero la fundadora de este rincón soy yo conmigo misma.

Os voy a contar un poco sobre mi recorrido. Estudié Trabajo Social por pura vocación y hasta me especialicé en Cooperación Internacional. Viajé, hice voluntariados varios, estudié más, trabajé en muchos ámbitos insulsos, pero no encontraba mi lugar… Mientras me sacaba la carrera trabajé en tiendas de decoración e interiorismo, trabajé en pleno Serrano en tiendas finas y viví en mis carnes la explotación, el postureo, la humillación y la precariedad laboral en estado puro. Creo que en estos tiempos me hice más fuerte y me juré a mí misma que si alguna vez tenía un negocio propio no pondría en práctica esos métodos.

Conocí el paraíso de la participación activa y milité durante muchos años en Ocsi – Organización de Cooperación y Solidaridad Internaional  OCSI es una organización asamblearia que nace en 1987. Con su lema “lo personal es político” de Kate Millet. A partir de ahí, se cuestionan todo lo que son y lo todo que les rodea, desarrollando sus líneas de acción, dando visibilidad a las desigualdades internacionales y la lucha de los pueblos en la defensa de sus derechos, tanto en el estado español como en América Latina. Apuestan por el trabajo en red como forma de construcción colectiva, teniendo muy presente la perspectiva de género para la transformación de las relaciones.

Fueron años de aprendizaje, de querer comernos el mundo y de generar proyectos e iniciativas increíbles para el cambo social.  Una gran familia que sigue luchando con convencimiento porque otro mundo fuera posible. Luego vino el bache. Resulta que el mundo no se cambia de un día para otro. El cambio es lento, la concienciación a veces es desmoralizante y sientes que te das cabezazos contra un muro. Pero no nos rendíamos: íbamos despacio porque íbamos muy lejos «como el caracol». Eso nos servía para no autofustigarnos cuando nuestras asambleas duraban horas y horas.

Ocsi para mí fue un renacer. Dejé a un lado mi amor romántico por la Cooperación y me hice bastante crítica con el sistema de asociacionismo, grandes multinacionales de la solidaridad, ya ni siquiera quería ejercer como trabajadora social porque todo me decepcionaba. Así que me dediqué a meter mis energías en esta asociación. Todo evolucionaba y trabajábamos en torno al Comercio justo y Sensibilización, Activismo político, la Educación crítica, Intercooperación, Economía social, Feminismos…

Viví experiencias increíbles en esta Organización, incluso me dieron la oportunidad de trabajar en su sede en Pamplona donde trabajé con gente maravillosa y las pasé canutas para dar esas charlas de sensibilización y comercio justo a adolestcentes en colegios e institutos. Colaborar en la Universidad Pública de Nvarra formando a futuros voluntarios/as también toda una experiencia. Cada día aprendía algo nuevo para sumar a mi mochila. También recuerdo el salario justo por una media jornada completa pero insuficiente para pasar el mes viviendo en Pamplona, con tanto pincho delicioso en las vitrinas de los bares de Navarrería. Y por supuesto  recuerdo la generosidad de mis compis de Ocsi Navarra, en concreto a Cristina, que me acogió en esa pequeña buhardilla hecha para duendes.

Después volví y me uní al equipo Ocsi Madrid y trabajé como Secretaria Técnica de la Organización. Esto supuso un antes y un después en mi vida profesional y personal.

Al poco tiempo estudié cocina, ya que era una actividad que me apasionaba. Me formé y trabajé en catering y en diferentes espacios alternativos y no tan alternativos. Seguí formándome con grandes maestras/os de la cocina energética y saludable. Di clases de cocina junto con mi gran amiga Sua (kdó).

Desde Ocsi nos lanzamos a la aventura de montar un Café social con tienda ecológica en pleno corazón de Lavapiés y la liamos parda (en todos los sentidos). Fue un gran aprendizaje y una aventura intensa. Me quedo con todo lo bueno que nos ofreció esta experiencia. Una forma de organización asamblearia, con valores firmes, no teníamos ni idea de llevar un negocio hostelero pero ahí estábamos, dando menús del día con producto ecológico, contando a la clientela los conflictos de comunidades indígenas en Antioquía o charlando sobre el origen del café y lo que suponía el Comercio justo. El proyecto llegó a su fin después de cinco años de trabajo, voluntariado y lucha pero el proyecto fue tremendo. Para mí fue la combinación perfecta de mis pasiones: el trabajo social, asamblearismo, cocina ecológica, cocina energética, trabajo en equipo, comercio justo…

Después me tomé un tiempo sabático y monté mi propio catering de cocina saludable. Trabajaba por mi cuenta con grupos de consumo y con establecimientos de la zona. Ofrecía mis platos y dulces para vender en las vitrinas de diferentes cafetería y bares.

Al poco tiempo me ficharon para trabajar en el mismo local donde habíamos impulsado el Café social de Ocsi y se había convertido era una cervecería artesanal Craft Against The Machine. Me dejé liar y fue toda una aventura. Me encargaba de cocinar los platos del día y una oferta gastronómica vegetariana para regar las cervezas artesanas de origen nacional. Hasta me asocié con mi compañero sumiller para realizar eventos y catas de cerveza y maridajes de cocina eco y vegana. Casi escribimos un libro (aun guardo el borrador). Me flipó esa etapa y los compis eran unos cracks pero… Toqué techo. Me aburría y sentía que estaba desaprovechando energía y capacidad para crear algo más grande y que fuera algo propio. Me sentía desbordada simplemente por intentar llegar a cubrir unas necesidades que ni siquiera eran mías. Supongo que ha sido algo que ha sorprendido a la gente que me rodea: mi facilidad para dejar trabajos que no me llenaban, mi capacidad de cambio y de reinventarme cada vez que lo necesitaba. Quería emprender en algo y aún no sabía en qué.

Ahora llega la etapa de ilusión y de alta expectativa: Tasca Barea. Una linda y diminuta tasca en la calle Embajadores. Un proyecto que prometía y que es absolutamente increíble en sí mismo. Amo a Jaime, Benja y a Rober. Personas encantadoras y valientes que dejaron todo para cumplir un sueño: una pequeña tasca con vinos, vermú y platos tradicionales de la España profunda. Vinos de pequeñas cooperativas y materia prima de grupos de consumo y empresas familiares y artesanas. ¡Un bombazo! Si pasáis por la Calle Embajadores no te pierdas su Aperol Spritz y su marinera. En esa etapa yo ya me había mudado a Cercedilla y algo se me movía por dentro. No terminaba de cuajar porque no sentía el proyecto como propio y mi vida ya no estaba en Lavapiés.

Siempre quise montar mi propio mini restaurante pero a la vez sabía que acabaría autoexplotándome ya que mi tremenda autoexigencia a veces me lleva a sufrir sobrecarga y mucho estrés.

De pronto se me ocurrió montar una tienda a granel. Yo compraba a granel en Madrid. Y ya sabéis, mi cabezonería (que a veces tiene vida propia) me llevó a empezar  a soñar el proyecto. No fue fácil, el hermetismo de muchas tiendas a la hora de compartir conocimiento o experiencias, o la falta de información para emprender y montar un negocio me hizo echarle morro y ponerme las pilas. Empecé  a investigar, a moverme y a estudiar mucho. Había determinadas cosas que tenía muy claras gracias a mis experiencias anteriores pero otras no tenía ni idea. Y lo de hacer un plan de empresa, presupuesto, contabilidad… Yo siempre he sido de letras y de tener mucha creatividad pero  los números no eran lo mío. Hice cursos y me apunté a las asesorías de Mares Madrid.   

Me mudé en diciembre de 2018 y en Mayo de 2019 ya tenía el Plan de empresa casi finiquitado y tenía un local apalabrado. Dejé el trabajo y decidí buscar financiación y capitalizar el poco paro que tenía (claro me dedicaba a abandonar trabajos por no tener afinidad con mis valores).

Y aquí estoy, contando mi vida en una pequeña entrada de un blog de una humilde página web de mi preciosa tienda de pueblo La Despensa de Cercedilla.

El proyecto podía ser un desastre o un exitazo. Hice un estudio de mercado muy sencillo ¿Qué Puedo ofrecer yo a la población de Cercedilla? La posibilidad de tener una tienda maravilla a granel bien cerquita.

Por suerte voy a cumplir 4 años y sobrevivo. Digo sobrevivo porque ni siquiera llego al salario mínimo interprofesional y estoy endeudada. PERO ME SIENTO FELIZ, llevo mi negocio como quiero, cierro cuando creo que hay que hacerlo como el día 1 de mayo (aunque me llamen vaga), hemos sobrellevado una pandemia mundial, he conocido a gente maravillosa, tengo una segunda familia gracias a mi negocio (toda mi clientela), he podido contratar a una joven parrá maravillosa que está feliz en La Despensa, apuesto por un sueño, por hacer las cosas de otra manera, apuesto por las personas, por dar más valor a la vida y no tanto al dinero, trabajo en base a valores y creencias, aprendo cada día, me agoto cargando sacos de 25kg, me frustro, a veces creo que me arruino, a veces me río sola y a veces lloro cinco veces al día… pero soy FELIZ. Y esto es gracias a todos vosotros/as, despenseros/as.

ESCRIBÍS LA FILOSOFÍA DE LA DESPENSA.

Todo esto no es fruto de una fórmula mágica sino que es consecuencia de los nuevos hábitos de consumo de la población de Cercedilla y de la Sierra de Madrid, de sus ganas de cambiar su cesta de la compra, de apoyar la economía local y su apoyo a La Despensa, de sus ganas de aportar su granito de arena, de querer cuidar el planeta, de querer relacionarse con la comida desde otro punto de vista, de comer bien, de la necesidad de tener una tienda así en su pueblito, de consumir productos de calidad y de cercanía…

Yo sabía que las tiendas a granel en Madrid crecían como champiñones pero no todas triunfaban. Me daba vértigo y mucho miedo pero mi tripa me decía que me tirase de cabeza a la piscina.  Ahora es en la sierra donde las tiendas a granel crecen como champiñones y me siento orgullosa por haber formado parte de este proceso de cambio.

Hace poco salimos en la tele. Es una pena no haber podido hablar en profundidad de todo esto y de las anécdotas del día a día. Fue una entrevista muy corta, del montón, de llenar archivo, una entrevista superficial pero al menos ha servido para que muchas personas de la sierra conozcan La Despensa. «Todo suma», como dice mi pareja cuando nos pasan cosas malas, buenas y regulares. Nos hicieron una pregunta que aún me tiene dándole vuelvas al coco: ¿Es más barato comprar a granel que en el supermercado no? Pues lógicamente NO.  Sale más barato tu ticket de compra semanal porque puedes comprar sólo lo que necesitas y alimentarte de forma sana y natural (eso no está pagado por cierto). La calidad, el producto local, el pago justo a los trabajadores/as, la compra a cooperativas y pequeñas empresas, el calibre de los frutos secos y la categoría extra de nuestros productos la producción artesanal, los productos ecológicos… Trabajamos con otro orden de prioridades que gran supermercado.

Comprar a granel no está de moda, es una necesidad para el planeta y las personas que lo habitan.

¿Y tú dónde pones el valor a la hora de hacer tu compra? ¿Cuáles son tus creencias?

Yo doy gracias a mis amigos/as, colegas, familia, pareja… por sus creencias en Mí 🙂

La cocina de verano

A medida que las semanas van pasando, gradualmente tenemos que ir cambiando nuestra forma de alimentarnos. Hace más calor y hay más horas de sol. También nosotras nos sentimos más abiertas, activas y vivas para poder realizar todos los proyectos pensados durante el invierno.

Estamos más sociables y predispuestos para realizar actividades al aire libre. Necesitamos un buen aporte energético para poder seguir el nuevo ritmo de vida con facilidad y compaginarlo con la energía que nos rodea. Nuestra alimentación en las estaciones calurosas debería ser: ligera, colorida, de sabores refrescantes y texturas crujientes. En verano, tomaremos platos simples y apetitosos que, a la vez, nos refuercen. La gran variedad de verduras y frutas de la época estival, nos abre un sinfín de posibilidades para nuestra creatividad en la cocina.

Con el calor excesivo, nuestro cuerpo suda, perdiendo una importante cantidad de sales minerales. Si nuestra alimentación se basa fundamentalmente en proteínas animales, grasas y aceites saturados (energía pesada, vibración lenta, genera calor), al llegar el buen tiempo nos sentiremos atraídos por su energía opuesta y, con ello, por un exceso de líquidos, azúcar, bebidas frías, excesos de frutas y zumos… Todos estos extremos nos harán perder la alcalinidad que nuestra sangre requiere para un óptimo funcionamiento. Es importante utilizar condimentos salados en la cocina (sal, salsa de soja, umeboshi, miso…).

Alimentos recomendados para esta estación:

Cereales: en ensaladas y platos fríos con arroz de grano largo o basmati, cebada, quinoa, bulgur, cuscús, polenta, pasta integral. A los cereales que solemos cocinar con la olla a presión, podemos aplicarles factores Yin para armonizarlos con la estación: hervirlos en lugar de presión. Dejarlos en remojo toda la noche antes de cocinarlos con el agua del remojo. En lugar de sal marina, utilizar un trozo de alga kombu (así mineralizamos el cereal) o un trocito de ciruela umeboshi. Cocinarlos con un poco más de agua.

Sopas: frías o a temperatura ambiente, gazpacho, purés de verduras, purés fríos de leguminosas.

Proteínas: con preferencia proteínas vegetales. Aunque el pescado cocinado de forma ligera es también recomendable para poder seguir el ritmo de vitalidad y acción. Reducir el consumo de carnes rojas (nos provocan digestiones pesadas y nos calientan).

Lógicamente, no usaremos estofados de leguminosas, pero sí podemos elaborar ensaladas apetitosas con garbanzos o lentejas. Servir patés o hummus con tiras de verduras crudas.

Verduras: de todas las clases y variedades, especialmente las estacionales. Incrementando hojas verdes y ensaladas variadas.

Aliños y sabores: experimentar variedad de aliños para completar nuestras ensaladas multicolores. Para prepararlos, usaremos hierbas aromáticas frescas, vinagre de manzana, vinagre de arroz, mostaza, ajo, jengibre, cítricos, buena calidad de aceite de oliva o maíz, jugo concentrado de manzana, y sin olvidar un toque de algún condimento Yang para equilibrar (alcaparras, aceitunas, pepinillos…)

Cocciones: utilizaremos cocciones rápidas con fuego, como escaldados, hervidos, salteados cortos con agua o aceite, vapor, plancha. Sin fuego como macerado, prensado, germinados, pickles. Las cocciones rápidas nos darán una energía más activa y más superficial.

Algas: usaremos las más ligeras: dulse, wakame, nori, lechuga de mar, agar agar, copos de nori, kombu, en platos que refresquen y de efecto ligero. Es aconsejable incrementar el consumo de algas en nuestra dieta. El yodo es difícil de obtener de cualquier otra fuente que no sea el mar, y las algas lo contienen en suficiente cantidad como para prevenir el bocio, una hipertrofia de la glándula tiroides. El bocio solía desarrollarse en zonas donde no se ingerían productos marinos (la principal fuente de yodo).

*Si en verano nadamos con frecuencia, debemos incrementar el consumo de sal, aceite y proteína.

Aceite: un consumo adecuado de aceite es indispensable en cualquier estación. Utilizaremos un aceite de buena calidad para aliños (oliva, maíz…) aunque es importante no excedernos. También usaremos aceite (en cocción) para salteados cortos, rehogados y plancha. También podemos tostar semillas. Las semillas ofrecen un buen aporte de aceite, proteína y grasa. Y su integración en casi toda clase de platos está garantizada.

Frutas: como es lógico, el verano ofrece una gran variedad de frutas de gran sabor y contenido en agua y de energía refrescante. Aunque una dieta sólo de frutas (Yin), o que contenga un exceso de ellas, nos dejará en pocas semanas muy cansados y con poca vitalidad para seguir el ritmo veraniego. Al mismo tiempo, al crear en nosotros una energía excesivamente Yin con efecto refrescante, sentiremos el calor con mucha mayor intensidad.

Una de las formas más efectivas para equilibrar la ingesta de fruta cruda, es hacer una ensalada con una o diferentes frutas, añadir una pizca de sal marina y melaza, mezclar y dejar macerar durante media hora.

Otra alternativa muy refrescante es hacer gelatinas de frutas con agar agar (alga que gelatiniza), tipo jalea, mousse o sorbetes. Podemos experimentar con batidos de frutas, añadiendo otros ingredientes como leche de arroz, de avena o de almendras.

En verano se necesita energía ligera, muy activa, refrescante, de apertura y que nutra. Los factores a reducir son el fuego, cocina a presión, tiempo de cocción, aceite en cocción, harinas y horneados.